L-Ascorbato Sódico
L-ASCORBATO SÓDICO
El L-ascorbato sódico, también conocido como E-301 o NaCJh06, es un antioxidante utilizado en la industria alimentaria para preservar la frescura y calidad de diversos productos. Su uso está regulado y se encuentra comúnmente en conservas, salsas y bebidas.
Composición Nutricional
- No disponible: Dada la naturaleza del L-ascorbato sódico como aditivo alimentario, no tiene un valor nutricional significativo en sí mismo.
Valor Nutricional
- N/A: No se aplica, ya que el L-ascorbato sódico no es consumido por sí solo y no tiene valor nutricional directo.
Sabor y Aroma
- Neutral: El L-ascorbato sódico es insípido e inodoro, lo que significa que no afecta significativamente al sabor o aroma de los alimentos en los que se utiliza.
Textura
- No aplicable: Dado que el L-ascorbato sódico es un aditivo en polvo o líquido, no tiene impacto en la textura de los alimentos.
Origen
- Químico: El L-ascorbato sódico se produce sintéticamente a partir de ácido ascórbico (vitamina C) y carbonato de sodio.
Color
- Incoloro: El L-ascorbato sódico no afecta al color de los alimentos en los que se utiliza, ya que es incoloro.
Impacto en la Salud
- Seguro: Se considera seguro para el consumo humano y no es tóxico en las cantidades permitidas.
Seguridad Alimentaria
- Regulado: El uso del L-ascorbato sódico en alimentos está regulado por autoridades sanitarias y su cantidad permitida está estandarizada.
Sostenibilidad y Medio Ambiente
- No aplicable: No se dispone de información específica sobre el impacto ambiental del L-ascorbato sódico.
Aspectos Socioeconómicos
- Costo-efectivo: El L-ascorbato sódico es un aditivo económico que proporciona beneficios de conservación a los fabricantes de alimentos, lo que puede influir en la accesibilidad de los productos para los consumidores.
El L-ascorbato sódico es un antioxidante utilizado en la industria alimentaria para preservar la frescura y calidad de diversos productos. Aunque no tiene valor nutricional directo, su uso está regulado y se considera seguro para el consumo humano en las cantidades permitidas. Su impacto en el sabor, aroma, textura y color de los alimentos es mínimo, y su uso está respaldado por consideraciones de seguridad alimentaria y aspectos socioeconómicos de costo-efectividad.